LA CARTA DEL LUJO 

Lancia había atravesado un periodo difícil, pero estaba decidida a consolidar su identidad como fabricante con tradición de buen gusto y elegancia italiana. Si bien esto era obvio en la berlina Thesis lanzada en 2002, para el departamento de marketing de Lancia era un verdadero reto adaptar la imagen de marca a un pequeño monovolumen que era un clon del Fiat Idea. Este último era más popular, mientras que el Musa era más "chic burgués", con la ambición de posicionarse como un modelo que podría servir de trampolín hacia el tope de gama de la marca. Para conseguirlo, el departamento de estilo de Lancia había diseñado una carrocería más escultural, con un frontal que recuerda al del Ypsilon. La parte trasera del coche es muy alargada, con un portón trasero más curvado.

Todo ello vestido en cromo y ofreciendo una elegancia que atraería a la clientela femenina, que pronto representará casi el 70% de las ventas. El Musa tenía dos niveles de acabado: Oro y Platino. En cuanto a las características mecánicas, el Musa utilizaba los probados motores del Grupo Fiat: dos diésel Multijet de cuatro cilindros con 1,9 litros (100 CV) y 1,3 litros (70 CV), y un motor de gasolina de cuatro cilindros con 1,4 litros (95 CV). Estas dos últimas unidades podían equiparse con la caja de cambios secuencial robotizada DFS (Dolce Farniente System) opcional.